3
Aunque no estoy con ustedes en persona, sí lo estoy en el Espíritu;
y como si estuviera ahí, ya emití mi juicio sobre ese hombre
4
en el nombre del Señor Jesús. Ustedes deben convocar a una reunión de la iglesia.
Yo estaré presente en espíritu, igual que el poder de nuestro Señor Jesús.
5
Entonces deben expulsar a ese hombre y entregárselo a Satanás, para que su naturaleza pecaminosa sea destruida
y él mismo
sea salvo el día que el Señor vuelva.
6
Es terrible que se jacten sobre dicho asunto. ¿No se dan cuenta de que ese pecado es como un poco de levadura que impregna toda la masa?
7
Desháganse de la vieja «levadura» quitando a ese perverso de entre ustedes. Entonces serán como una nueva masa preparada sin levadura, que es lo que realmente son. Cristo, nuestro Cordero Pascual, ha sido sacrificado por nosotros.
8
Por lo tanto, celebremos el festival, no con el viejo pan
de perversidad y maldad, sino con el nuevo pan
de sinceridad y verdad.
9
Cuando les escribí anteriormente, les dije que no se relacionaran con personas que se entregan al pecado sexual;
10
pero no me refería a los incrédulos que se entregan al pecado sexual o son avaros o estafadores o rinden culto a ídolos. Uno tendría que salir de este mundo para evitar gente como esa.
11
Lo que quise decir es: no se relacionen con ninguno que afirma ser creyente
y aun así se entrega al pecado sexual o es avaro o rinde culto a ídolos o insulta o es borracho o estafador. Ni siquiera coman con esa gente.
12
No es mi deber juzgar a los de afuera, pero sí es responsabilidad de ustedes juzgar a los que son de la iglesia y están en pecado.
13
Dios juzgará a los de afuera; pero como dicen las Escrituras: «Quiten al malvado de entre ustedes»
.