1 Pablo condena el orgullo espiritual
Me cuesta creer lo que me informan acerca de la inmoralidad sexual que hay entre ustedes, algo que ni siquiera los paganos hacen. Me dicen que un hombre de su iglesia vive en pecado con su madrastra.
2 Ustedes están muy orgullosos de sí mismos, en cambio, deberían estar llorando de dolor y vergüenza y echar a ese hombre de la congregación.
3 Aunque no estoy con ustedes en persona, sí lo estoy en el Espíritu;
y como si estuviera ahí, ya emití mi juicio sobre ese hombre
4 en el nombre del Señor Jesús. Ustedes deben convocar a una reunión de la iglesia.
Yo estaré presente en espíritu, igual que el poder de nuestro Señor Jesús.
5 Entonces deben expulsar a ese hombre y entregárselo a Satanás, para que su naturaleza pecaminosa sea destruida
y él mismo
sea salvo el día que el Señor vuelva.
6 Es terrible que se jacten sobre dicho asunto. ¿No se dan cuenta de que ese pecado es como un poco de levadura que impregna toda la masa?
7 Desháganse de la vieja «levadura» quitando a ese perverso de entre ustedes. Entonces serán como una nueva masa preparada sin levadura, que es lo que realmente son. Cristo, nuestro Cordero Pascual, ha sido sacrificado por nosotros.
8 Por lo tanto, celebremos el festival, no con el viejo pan
de perversidad y maldad, sino con el nuevo pan
de sinceridad y verdad.
9 Cuando les escribí anteriormente, les dije que no se relacionaran con personas que se entregan al pecado sexual;
10 pero no me refería a los incrédulos que se entregan al pecado sexual o son avaros o estafadores o rinden culto a ídolos. Uno tendría que salir de este mundo para evitar gente como esa.
11 Lo que quise decir es: no se relacionen con ninguno que afirma ser creyente
y aun así se entrega al pecado sexual o es avaro o rinde culto a ídolos o insulta o es borracho o estafador. Ni siquiera coman con esa gente.
12 No es mi deber juzgar a los de afuera, pero sí es responsabilidad de ustedes juzgar a los que son de la iglesia y están en pecado.
13 Dios juzgará a los de afuera; pero como dicen las Escrituras: «Quiten al malvado de entre ustedes»
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