1
Si el SEÑOR no edifica la casa, en vano trabajan los que la edifican; si el SEÑOR no guarda la ciudad, en vano vela la guardia.
2
Es en vano que os levantéis de madrugada, que os acostéis tarde, que comáis el pan de afanosa labor, pues El da a su amado aun mientras duerme.
3
He aquí, don del SEÑOR son los hijos; y recompensa es el fruto del vientre.
4
Como flechas en la mano del guerrero, así son los hijos tenidos en la juventud.
5
Bienaventurado el hombre que de ellos tiene llena su aljaba; no serán avergonzados cuando hablen con sus enemigos en la puerta.