8
Aleja de mí la mentira y las palabras engañosas, no me des pobreza ni riqueza; dame a comer mi porción de pan,
9
no sea que me sacie y te niegue, y diga: ¿Quién es el SEÑOR?, o que sea menesteroso y robe, y profane el nombre de mi Dios.
10
No difames al esclavo ante su amo, no sea que te acuse y seas hallado culpable.
11
Hay gente que maldice a su padre, y no bendice a su madre;
12
gente que se tiene por pura, pero no está limpia de su inmundicia;
13
gente de ojos altivos, cuyos párpados se alzan en arrogancia;
14
gente cuyos dientes son espadas, y sus muelas cuchillos, para devorar a los pobres de la tierra, y a los menesterosos de entre los hombres.
15
La sanguijuela tiene dos hijas, que dicen: ¡Dame! ¡Dame! Hay tres cosas que no se saciarán, y una cuarta que no dirá: ¡Basta!
16
El Seol, la matriz estéril, la tierra que jamás se sacia de agua, y el fuego que nunca dice: ¡Basta!
17
Al ojo que se mofa del padre, y escarnece a la madre, lo sacarán los cuervos del valle, y lo comerán los aguiluchos.
18
Hay tres cosas que son incomprensibles para mí, y una cuarta que no entiendo:
19
el camino del águila en el cielo, el camino de la serpiente sobre la roca, el camino del barco en medio del mar, y el camino del hombre en la doncella.
20
Así es el camino de la mujer adúltera: come, se limpia la boca, y dice: No he hecho nada malo.
21
Por tres cosas tiembla la tierra, y por una cuarta no se puede sostener:
22
por el esclavo cuando llega a ser rey, por el necio cuando se sacia de pan,
23
por la mujer odiada cuando se casa, y por la sierva cuando suplanta a su señora.
24
Cuatro cosas son pequeñas en la tierra, pero son sumamente sabias:
25
las hormigas, pueblo sin fuerza, que preparan su alimento en el verano;
26
los tejones, pueblo sin poder, que hacen su casa en la peña;
27
las langostas, que no tienen rey, pero todas salen en escuadrones;
28
y el lagarto, que se puede agarrar con las manos, pero está en los palacios de los reyes.