2
Sin embargo, ustedes mismos son los
que odian lo bueno y aman lo malo.
Despellejan vivo a mi pueblo
y le arrancan la carne de sus huesos.
3
Sí, devoran la carne de mi pueblo,
le arrancan la piel
y le rompen los huesos.
Los cortan en pedazos,
como carne para la olla.
4
¡Y luego, cuando tienen problemas, suplican la ayuda del Señor
!
¿Realmente esperan que él les responda?
Después de todo el mal que han hecho,
¡ni siquiera los mirará!».
5
Esto es lo que dice el Señor
:
«¡Ustedes, falsos profetas, llevan a mi pueblo por mal camino!
Prometen paz a quienes les dan de comer,
pero le declaran la guerra a quienes se niegan a alimentarlos.
6
Ahora la noche caerá sobre ustedes
y acabará con todas sus visiones.
La oscuridad los cubrirá
y pondrá fin a sus predicciones.
El sol se pondrá para ustedes, profetas,
y su día terminará.
7
Entonces ustedes, videntes, serán avergonzados
y ustedes, adivinadores, serán deshonrados.
Cubrirán sus rostros,
porque no hay respuesta de Dios».
8
Yo, en cambio, estoy lleno de poder,
lleno del Espíritu del Señor
.
Estoy lleno de justicia y de fuerza
para denunciar con valentía el pecado y la rebelión de Israel.
9
¡Escúchenme, líderes de Israel!
Ustedes odian la justicia y tuercen todo lo recto.
10
Construyen Jerusalén
sobre cimientos de crimen y corrupción.
11
Ustedes, gobernantes, toman decisiones con base en sobornos;
ustedes, sacerdotes, enseñan las leyes de Dios solo por dinero;
ustedes, profetas, no profetizan a menos que se les pague.
Sin embargo, todos alegan depender del Señor
.
«Nada malo nos puede suceder —dicen ustedes—
porque el Señor
está entre nosotros».
12
Por causa de ustedes, el monte Sión quedará arado como un campo abierto;
¡Jerusalén será reducida a escombros!
Un matorral crecerá en las cumbres,
donde ahora se encuentra el templo.