28
Porque dondequiera que estuviere el cuerpo muerto, allí se juntarán las águilas.
29
Y luego, después de la tribulación de aquellos días, el sol se obscurecerá, y la luna no dará su lumbre, y las estrellas caerán del cielo, y las virtudes de los cielos serán conmovidas.
30
Y entonces se mostrará la señal del Hijo del hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del hombre que vendrá sobre las nubes del cielo, con grande poder y gloria.
31
Y enviará sus ángeles con trompeta y gran voz; y juntarán sus escogidos de los cuatro vientos, de un cabo del cielo hasta el otro.
32
Del árbol de la higuera aprended la comparación: Cuando ya su rama se enternece, y las hojas brotan, sabéis que el verano está cerca.
33
Así también vosotros, cuando viereis todas estas cosas, sabed que está cercano, a las puertas.
34
De cierto os digo, que no pasará esta edad, que todas estas cosas no acontezcan.
35
El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.
36
Pero del día y hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino mi Padre solo.
37
Mas como los días de Noé, así será la venida del Hijo del hombre.
38
Porque como eran en los días antes del diluvio, estaban comiendo y bebiendo, tomando mujeres los maridos y dándolas los padres , hasta el día que Noé entró en el arca,
39
y no conocieron hasta que vino el diluvio y tomó a todos, así será también la venida del Hijo del hombre.
40
Entonces estarán dos en el campo; el uno será tomado, y el otro será dejado.
41
Dos mujeres estarán moliendo a un molinillo; la una será tomada, y la otra será dejada.
42
Velad pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor.
43
Pero sabed esto, que si el padre de la familia supiese a cuál hora el ladrón había de venir, velaría, y no dejaría minar su casa.
44
Por tanto, también vosotros estad apercibidos; porque el Hijo del hombre ha de venir a la hora que no pensáis.
45
¿Quién pues es el siervo fiel y prudente, al cual puso su señor sobre su familia para que les dé alimento a tiempo?
46
Bienaventurado aquel siervo, al cual, cuando su señor viniere, le hallare haciendo así.
47
De cierto os digo, que sobre todos sus bienes le pondrá.
48
Y si aquel siervo malo dijere en su corazón: Mi señor se tarda en venir;
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y comenzare a herir a sus consiervos, y aun a comer y a beber con los borrachos,
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vendrá el señor de aquel siervo en el día que no espera, y a la hora que no sabe,
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y le cortará por medio, y pondrá su parte con los hipócritas; allí será el lloro y el crujir de dientes.