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»Entonces pasó un samaritano despreciado y, cuando vio al hombre, sintió compasión por él.
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Se le acercó y le alivió las heridas con vino y aceite de oliva, y se las vendó. Luego subió al hombre en su propio burro y lo llevó hasta un alojamiento, donde cuidó de él.
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Al día siguiente, le dio dos monedas de plata
al encargado de la posada y le dijo: “Cuida de este hombre. Si los gastos superan esta cantidad, te pagaré la diferencia la próxima vez que pase por aquí”.
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—preguntó Jesús.
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El hombre contestó:
—El que mostró compasión.
Entonces Jesús le dijo:
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Jesús visita a Marta y a María
Durante el viaje a Jerusalén, Jesús y sus discípulos llegaron a cierta aldea donde una mujer llamada Marta los recibió en su casa.
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Su hermana María se sentó a los pies del Señor a escuchar sus enseñanzas,
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pero Marta estaba distraída con los preparativos para la gran cena. Entonces se acercó a Jesús y le dijo:
—Maestro, ¿no te parece injusto que mi hermana esté aquí sentada mientras yo hago todo el trabajo? Dile que venga a ayudarme.
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El Señor le dijo:
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Hay una sola cosa por la que vale la pena preocuparse. María la ha descubierto, y nadie se la quitará.