7
Como ellos seguían exigiéndole una respuesta, él se incorporó nuevamente y les dijo:
8
Luego volvió a inclinarse y siguió escribiendo en el polvo.
9
Al oír eso, los acusadores se fueron retirando uno tras otro, comenzando por los de más edad, hasta que quedaron sólo Jesús y la mujer en medio de la multitud.
10
Entonces Jesús se incorporó de nuevo y le dijo a la mujer:
11
—Ni uno, Señor —dijo ella.
—le dijo Jesús—.
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12
Jesús, la luz del mundo
Jesús habló una vez más al pueblo y dijo:
13
Los fariseos respondieron:
—¡Tú haces esas declaraciones acerca de ti mismo! Un testimonio así no es válido.
14
—respondió Jesús—.
15
Ustedes me juzgan con criterios humanos, pero yo no juzgo a nadie.
16
Y, si lo hiciera, mi juicio sería correcto en todo sentido, porque no estoy solo. El Padre,
quien me envió, está conmigo.
17
La misma ley de ustedes establece que, si dos personas concuerdan en algo, su testimonio se acepta como un hecho.
18
Yo soy uno de los testigos, y mi Padre, quien me envió, es el otro.
19
—¿Dónde está tu padre? —le preguntaron.
Jesús contestó:
20
Jesús dijo todo esto mientras enseñaba en la parte del templo conocida como la tesorería, pero no lo arrestaron, porque aún no había llegado su momento.
21
Advertencia para los incrédulos
Más tarde, Jesús volvió a decirles:
22
Por lo tanto, la gente
se preguntaba: «¿Estará pensando suicidarse? ¿Qué quiere decir con “no pueden ir adonde yo voy”?».
23
Jesús continuó diciendo:
24
Por eso dije que morirán en sus pecados; porque, a menos que crean que Y
S
quien afirmo ser,
morirán en sus pecados».
25
—¿Y quién eres? —preguntaron.
26
Tengo mucho para decir acerca de ustedes y mucho para condenar, pero no lo haré. Pues digo solo lo que oí del que me envió, y él es totalmente veraz.
27
Pero ellos seguían sin entender que les hablaba de su Padre.
28
Por eso Jesús dijo:
29
Y el que me envió está conmigo, no me ha abandonado. Pues siempre hago lo que a él le agrada».
30
Entonces muchos de los que oyeron sus palabras creyeron en él.
31
Jesús y Abraham
Jesús les dijo a los que creyeron en él:
32
y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres.
33
—Nosotros somos descendientes de Abraham —le respondieron—, nunca hemos sido esclavos de nadie. ¿Qué quieres decir con “los hará libres”?
34
Jesús contestó:
35
Un esclavo no es un miembro permanente de la familia, pero un hijo sí forma parte de la familia para siempre.
36
Así que, si el Hijo los hace libres, ustedes son verdaderamente libres.
37
Claro que me doy cuenta de que son descendientes de Abraham. Aun así, algunos de ustedes procuran matarme porque no tienen lugar para mi mensaje en su corazón.