18
Pero los líderes judíos exigieron:
—¿Qué estás haciendo? Si Dios te dio autoridad para hacer esto, muéstranos una señal milagrosa que lo compruebe.
19
—contestó Jesús—.
20
—¡Qué dices! —exclamaron—. Tardaron cuarenta y seis años en construir este templo, ¿y tú puedes reconstruirlo en tres días?
21
Pero cuando Jesús dijo «este templo», se refería a su propio cuerpo.
22
Después que resucitó de los muertos, sus discípulos recordaron que había dicho esto y creyeron en las Escrituras y también en lo que Jesús había dicho.
23
Jesús y Nicodemo
Debido a las señales milagrosas que Jesús hizo en Jerusalén durante la celebración de la Pascua, muchos comenzaron a confiar en él;
24
pero Jesús no confiaba en ellos porque conocía la naturaleza humana.
25
No hacía falta que nadie le dijera cómo es el ser humano.