22
Ellos no serían culpables si yo no hubiera venido a hablarles, pero ahora no tienen ninguna excusa por su pecado.
23
Cualquiera que me odia a mí también odia a mi Padre.
24
Si yo no hubiera hecho entre ellos esas señales tan milagrosas que nadie más podría hacer, no serían culpables; pero la verdad es que vieron todo lo que hice, y aun así nos siguen odiando a mí y a mi Padre.
25
Con eso se cumple lo que está registrado en sus Escrituras:
“Me odiaron sin motivo”.
26
»A ustedes yo les enviaré al Abogado Defensor,
el Espíritu de verdad. Él vendrá del Padre y dará testimonio acerca de mí,
27
y también ustedes deben dar testimonio de mí porque han estado conmigo desde el principio de mi ministerio.