11
¿No reconocen ustedes mismos que este templo, que lleva mi nombre, se ha convertido en una cueva de ladrones? Les aseguro que veo todo el mal que ocurre allí. ¡Yo, el Señor
, he hablado!
12
»”Ahora vayan a Silo, al lugar donde puse antes el tabernáculo que llevaba mi nombre. Vean lo que hice allí debido a toda la perversidad de mi pueblo, los israelitas.
13
Cuando ustedes cometían estas perversidades, dice el Señor
, yo les hablé de ello repetidas veces, pero ustedes no quisieron escuchar. Los llamé pero se negaron a contestar.
14
Entonces, tal como destruí a Silo, ahora también destruiré a este templo que lleva mi nombre, este templo al que acuden en busca de ayuda, este lugar que les di a ustedes y a sus antepasados.
15
Y los enviaré al destierro fuera de mi vista, así como hice con sus parientes, el pueblo de Israel
”.
16
Persistente idolatría de Judá
»Jeremías, no ores más por este pueblo. No llores ni ores por ellos y no me supliques que los ayude, porque no te escucharé.
17
¿Acaso no ves lo que están haciendo en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén?
18
¡Con razón estoy tan enojado! Mira cómo los hijos juntan leña y los padres preparan el fuego para el sacrificio. Observa cómo las mujeres preparan la masa para hacer pasteles y ofrecérselos a la reina del cielo. ¡Y derraman ofrendas líquidas a sus otros dioses-ídolos!
19
¿Soy yo al que ellos perjudican? —pregunta el Señor
—. Más que nada se perjudican a sí mismos, para su propia vergüenza».
20
Así que esto dice el Señor
Soberano: «Derramaré mi terrible furia sobre este lugar. Sus habitantes, animales, árboles y cosechas serán consumidos con el fuego insaciable de mi enojo».
21
Esto dice el Señor
de los Ejércitos Celestiales, Dios de Israel: «¡Tomen sus ofrendas quemadas y los demás sacrificios y cómanselos ustedes mismos!