8
y cubrirá a Judá hasta la barbilla. Extenderá sus alas y sumergirá a tu tierra de un extremo al otro, oh Emanuel.
9
»Reúnanse, naciones, y llénense de terror.
Escuchen, todas ustedes, tierras lejanas:
prepárense para la batalla, ¡pero serán aplastadas!
Sí, prepárense para la batalla, ¡pero serán aplastadas!
10
Convoquen a sus asambleas de guerra, pero no les servirán de nada;
desarrollen sus estrategias, pero no tendrán éxito,
¡porque Dios está con nosotros!».
11
Un llamado a confiar en el Señor
El Señor
me dio una firme advertencia de no pensar como todos los demás. Me dijo:
12
«No llames conspiración a todo, como hacen ellos,
ni vivas aterrorizado de lo que a ellos les da miedo.
13
Ten por santo en tu vida al Señor
de los Ejércitos Celestiales;
él es a quien debes temer.
Él es quien te debería hacer temblar.
14
Él te mantendrá seguro.
En cambio, para Israel y Judá
será una piedra de tropiezo;
una roca que los hace caer.
Y para el pueblo de Jerusalén
será una red y una trampa.
15
Muchos tropezarán y caerán
y no volverán a levantarse;
caerán en la trampa y serán capturados».
16
Preserva las enseñanzas de Dios;
confía sus instrucciones a quienes me siguen.
17
Yo esperaré al Señor
,
que se ha apartado de los descendientes de Jacob;
en él pondré mi esperanza.
18
Yo y los hijos que el Señor
me ha dado servimos como señales y advertencias a Israel de parte del Señor
de los Ejércitos Celestiales, quien habita en su templo en el monte Sión.