10
Señal de Emanuel
Más tarde, el Señor
le envió al rey Acaz el siguiente mensaje:
11
«Acaz, pídele al Señor
tu Dios una señal de confirmación. Hazla tan difícil como quieras: tan alta como los cielos o tan profunda como el lugar de los muertos».
12
Pero el rey se negó.
—No —dijo el rey—. No pondré a prueba al Señor
así.
13
Entonces Isaías le dijo:
—¡Escuchen bien, ustedes de la familia real de David! ¿Acaso no les basta con agotar la paciencia humana? ¿También tienen que agotar la paciencia de mi Dios?
14
Muy bien, el Señor mismo les dará la señal. ¡Miren! ¡La virgen
concebirá un niño! Dará a luz un hijo y lo llamarán Emanuel (que significa “Dios está con nosotros”).
15
Cuando ese hijo tenga edad suficiente para escoger lo correcto y rechazar lo malo, estará comiendo yogur
y miel.
16
Pues antes de que el niño tenga esa edad, las tierras de los dos reyes que tanto temes quedarán desiertas.
17
»Luego el Señor
hará venir sobre ti, sobre tu nación y sobre tu familia, hechos como nunca hubo desde que Israel se separó de Judá. ¡Pondrá al rey de Asiria en tu contra!
18
»En ese día, el Señor
llamará con un silbido al ejército del sur de Egipto y al ejército de Asiria. Ellos te rodearán como un enjambre de moscas o abejas.
19
Vendrán en inmensas multitudes y se establecerán en las regiones fértiles y también en los valles desolados, en las cuevas y en los lugares llenos de espinos.
20
En ese día, el Señor contratará a una «navaja» procedente del otro lado del río Éufrates
—el rey de Asiria— y la usará para afeitarte por completo: tu tierra, tus cosechas y tu pueblo.