16
Pues no pelearé contra ustedes para siempre;
no estaré siempre enojado.
Si lo estuviera, moriría toda la gente,
sí, todas las almas que he creado.
17
Estaba enojado,
así que castigué a este pueblo tan avaro.
Me aparté de ellos,
pero continuaron por su propio terco camino.
18
He visto lo que hacen,
¡pero aun así, los sanaré
y los guiaré!
Consolaré a los que se lamentan,
19
llevando palabras de alabanza a sus labios.
Que tengan paz abundante, tanto cerca como lejos
—dice el Señor
que los sana—.
20
Pero los que aún me rechazan son como el mar agitado,
que nunca está tranquilo,
sino que continuamente revuelve el lodo y la tierra.
21
No hay paz para el perverso
—dice mi Dios—.