10
Cuatro hectáreas
de viñedo no producirán ni veintiún litros
de vino
y diez canastas de semilla solo darán una canasta
de grano».
11
Qué aflicción para los que se levantan temprano por la mañana
en busca de un trago de alcohol,
y pasan largas noches bebiendo vino
hasta tener una fuerte borrachera.
12
Proveen vino y música hermosa para sus grandes fiestas
—lira y arpa, pandereta y flauta—
pero nunca piensan en el Señor
ni se dan cuenta de lo que él hace.
13
Por lo tanto, mi pueblo irá al destierro muy lejos
porque no me conoce.
La gente importante y los que reciben honra se morirán de hambre,
y la gente común morirá de sed.
14
La tumba
se relame de expectativa
y abre bien grande la boca.
Los importantes y los humildes,
y la turba de borrachos, todos serán devorados.
15
La humanidad será destruida y la gente derribada;
hasta los arrogantes bajarán la mirada con humildad.
16
Pero el Señor
de los Ejércitos Celestiales será exaltado por su justicia;
la santidad de Dios se demostrará por su rectitud.
17
En aquel día, los corderos encontrarán buenos pastos,
y entre las ruinas apacentarán las ovejas engordadas y los cabritos.
18
¡Qué aflicción para los que arrastran sus pecados
con sogas hechas de mentiras,
que arrastran detrás de sí la maldad como si fuera una carreta!
19
Hasta se burlan de Dios diciendo:
«¡Apresúrate, haz algo!,
queremos ver lo que puedes hacer.
Que el Santo de Israel lleve a cabo su plan,
porque queremos saber qué es».
20
¡Qué aflicción para los que dicen
que lo malo es bueno y lo bueno es malo,
que la oscuridad es luz y la luz es oscuridad,
que lo amargo es dulce y lo dulce es amargo!
21
¡Qué aflicción para los que se creen sabios en su propia opinión
y se consideran muy inteligentes!
22
¡Qué aflicción para los que son campeones a la hora de beber vino
y se jactan de la cantidad de alcohol que pueden tomar!
23
Aceptan sobornos para dejar en libertad a los perversos,
y castigan a los inocentes.
24
Por lo tanto, así como las lenguas de fuego consumen los rastrojos,
y la hierba seca se marchita y cae en medio de la llama,
así las raíces de ellos se pudrirán
y sus flores se marchitarán.
Pues han rechazado la ley del Señor
de los Ejércitos Celestiales;
han despreciado la palabra del Santo de Israel.
25
Por eso el enojo del Señor
arde contra su pueblo
y ha levantado el puño para aplastarlo.
Los montes tiemblan
y los cadáveres de su pueblo están tirados por las calles como basura.
Pero aun así, el enojo del Señor
no está satisfecho.
¡Su puño todavía está listo para asestar el golpe!
26
Él enviará una señal a las naciones lejanas
y llamará con un silbido a los que están en los confines de la tierra;
ellos irán corriendo a Jerusalén.
27
No se cansarán, ni tropezarán.
No se detendrán para descansar ni para dormir.
Nadie tendrá flojo el cinturón
ni rotas las correas de ninguna sandalia.
28
Sus flechas estarán afiladas
y sus arcos listos para la batalla.
De los cascos de sus caballos saltarán chispas,
y las ruedas de sus carros de guerra girarán como un torbellino.
29
Rugirán como leones,
como los más fuertes entre los leones.
Se lanzarán gruñendo sobre sus víctimas y se las llevarán,
y no habrá nadie para rescatarlas.
30
Rugirán sobre sus víctimas en aquel día de destrucción,
como el rugido del mar.
Si alguien extiende su mirada por toda la tierra,
solo verá oscuridad y angustia;
hasta la luz quedará oscurecida por las nubes.