24
Por lo tanto, el Señor, el Señor
de los Ejércitos Celestiales,
el Poderoso de Israel, dice:
«¡Me vengaré de mis enemigos
y a mis adversarios les daré su merecido!
25
Levantaré el puño en tu contra;
te derretiré para sacarte la escoria
y te quitaré todas tus impurezas.
26
Otra vez te daré buenos jueces,
y consejeros sabios como los que antes tenías.
Entonces Jerusalén volverá a ser llamada Centro de Justicia
y Ciudad Fiel».
27
Sión será restaurada por medio de la justicia;
los que se arrepientan serán revividos por la rectitud.
28
Pero los rebeldes y los pecadores serán destruidos por completo,
y los que abandonen al Señor
serán consumidos.
29
Sentirás vergüenza de haber rendido culto a los ídolos
en los bosques de los robles sagrados.
Te sonrojarás por haber adorado
en los jardines consagrados a los ídolos.
30
Serás como un gran árbol con las hojas marchitas,
como un jardín sin agua.
31
Los más fuertes de ustedes desaparecerán como la paja;
sus malas acciones serán la chispa que la encienda.
Ellos y sus malas acciones se quemarán juntos,
y nadie podrá apagar el fuego.