14
Entonces Hageo respondió:
—Así mismo sucede con este pueblo y con esta nación —dice el Señor
—. Todo lo que hacen y todo lo que ofrecen, está contaminado por su pecado.
15
Miren lo que les pasaba antes de que comenzaran a edificar los cimientos del templo del Señor
.
16
Cuando esperaban veinte medidas de grano, cosechaban solo diez. Cuando esperaban sacar cincuenta litros del lagar, encontraban solo veinte.
17
Yo envié plaga, moho y granizo para destruir todo aquello por lo que hicieron tanto esfuerzo para producir. Aun así, rehusaban regresar a mí, dice el Señor
.
18
»Consideren este día, el 18 de diciembre,
cuando los cimientos del templo del Señor
fueron establecidos. Considérenlo bien.
19
Ahora les doy una promesa cuando la semilla aún está en el granero.
Todavía no han cosechado su grano, ni las vides ni las higueras ni los granados ni los olivos han dado sus frutos. Sin embargo, de hoy en adelante, yo los bendeciré.
20
Promesas para Zorobabel
En ese mismo día, el 18 de diciembre,
el Señor
envió este segundo mensaje a Hageo:
21
«Dile a Zorobabel, gobernador de Judá, que yo estoy a punto de hacer temblar los cielos y la tierra.
22
Derrocaré los tronos reales y destruiré el poder de los reinos de las naciones. Volcaré sus carros de guerra, los caballos caerán y los jinetes se matarán unos a otros.
23
»Pero cuando esto suceda —dice el Señor
de los Ejércitos Celestiales—, te honraré, Zorobabel, hijo de Salatiel, mi siervo. Te haré como el anillo con mi sello oficial, dice el Señor
, porque te he escogido. ¡Yo, el Señor
de los Ejércitos Celestiales, he hablado!».