20
quisiera estar presente con vosotros ahora y cambiar mi tono, pues perplejo estoy en cuanto a vosotros.
21
Decidme, los que deseáis estar bajo la ley, ¿no oís a la ley?
22
Porque está escrito que Abraham tuvo dos hijos, uno de la sierva y otro de la libre.
23
Pero el hijo de la sierva nació según la carne, y el hijo de la libre por medio de la promesa.
24
Esto contiene una alegoría, pues estas mujeres son dos pactos; uno procede del monte Sinaí que engendra hijos para ser esclavos; éste es Agar.
25
Ahora bien, Agar es el monte Sinaí en Arabia, y corresponde a la Jerusalén actual, porque ella está en esclavitud con sus hijos.
26
Pero la Jerusalén de arriba es libre; ésta es nuestra madre.
27
Porque escrito está: REGOCIJATE, OH ESTERIL, LA QUE NO CONCIBES; PRORRUMPE Y CLAMA, TU QUE NO TIENES DOLORES DE PARTO, PORQUE MAS SON LOS HIJOS DE LA DESOLADA, QUE DE LA QUE TIENE MARIDO.
28
Y vosotros, hermanos, como Isaac, sois hijos de la promesa.
29
Pero así como entonces el que nació según la carne persiguió al que nació según el Espíritu, así también sucede ahora.
30
Pero, ¿qué dice la Escritura? ECHA FUERA A LA SIERVA Y A SU HIJO, PUES EL HIJO DE LA SIERVA NO SERA HEREDERO CON EL HIJO DE LA LIBRE.
31
Así que, hermanos, no somos hijos de la sierva, sino de la libre.