2
«Hijo de hombre, ¿estás listo para juzgar a Jerusalén? ¿Estás preparado para juzgar a esta ciudad de asesinos? Denuncia públicamente sus pecados detestables
3
y dale este mensaje de parte del Señor
Soberano: “Ciudad de asesinos, condenada y maldita —ciudad de ídolos,
inmunda y repugnante—
4
eres culpable por la sangre que has derramado. Te has contaminado con los ídolos que hiciste. ¡Ha llegado el día de tu destrucción! Has llegado al fin de tus días. Te convertiré en objeto de burla en todos los países.
5
Ciudad infame y llena de confusión, de ti se burlarán pueblos lejanos y cercanos.
6
»”Cada uno de los líderes de Israel que vive dentro de tus murallas está decidido a derramar sangre.
7
A los padres y a las madres se les trata con desprecio. Los extranjeros están obligados a pagar por protección. Los huérfanos y las viudas que viven en medio de ti son objeto de abusos y maltratos.
8
Desprecias mis objetos santos y profanas mis días de descanso.
9
Hay quienes acusan falsamente a otros y los envían a la muerte. Estás llena de gente que rinde culto a ídolos y hace cosas obscenas.
10
Hay entre ustedes hombres que se acuestan con la esposa de su padre y tienen relaciones sexuales con mujeres durante su período menstrual.
11
Dentro de tus murallas viven hombres que cometen adulterio con la mujer de su vecino, que deshonran a sus nueras o violan a sus propias hermanas.
12
Por todas partes hay asesinos a sueldo, prestamistas usureros y extorsionistas. Ni siquiera piensan en mí ni en mis mandatos, dice el Señor
Soberano.
13
»”Sin embargo, ahora yo bato las palmas con indignación por tus ganancias deshonestas y tu derramamiento de sangre.
14
¿Qué tan fuerte y valiente serás en el día del juicio? Yo, el Señor
, he hablado y cumpliré lo que he dicho.
15
Te esparciré por todas las naciones y te limpiaré de tu maldad;
16
y cuando sea deshonrado entre las naciones a causa de ti,
sabrás que yo soy el Señor
».
17
El horno purificador del Señor
Luego recibí este mensaje del Señor
:
18
«Hijo de hombre, los israelitas son la escoria inservible que queda después de fundir la plata. Son los desechos que sobran: una mezcla inútil de cobre, estaño, hierro y plomo.
19
Entonces diles: “Esto dice el Señor
Soberano: ‘Dado que todos son escoria inservible, los traeré a mi crisol en Jerusalén.
20
Así como en un horno se funde cobre, hierro, plomo y estaño, los fundiré a ustedes con el calor de mi furia.
21
Los reuniré y los soplaré con el fuego de mi enojo,
22
y se fundirán como la plata en el intenso calor. Entonces sabrán que yo, el Señor
, he derramado mi furia sobre ustedes’”».