2
Vale más pasar el tiempo en funerales que en festejos.
Al fin y al cabo, todos morimos,
así que los que viven deberían tenerlo muy presente.
3
Es mejor el llanto que la risa,
porque la tristeza tiende a pulirnos.
4
El que es sabio piensa mucho en la muerte,
mientras que el necio sólo piensa en divertirse.
5
Es mejor ser criticado por un sabio
que alabado por un necio.
6
La risa del necio se apaga enseguida,
como los espinos que crepitan en el fuego.
Eso tampoco tiene sentido.
7
La extorsión vuelve necio al sabio,
y el soborno corrompe el corazón.
8
Vale más terminar algo que empezarlo.
Vale más la paciencia que el orgullo.
9
Controla tu carácter,
porque el enojo es el distintivo de los necios.
10
No añores «viejos tiempos»;
no es nada sabio.
11
La sabiduría es aún mejor cuando uno tiene dinero;
ambas cosas son de beneficio a lo largo de la vida.
12
La sabiduría y el dinero abren casi todas las puertas,
pero solo la sabiduría puede salvarte la vida.
13
Acepta el modo en que Dios hace las cosas,
porque, ¿quién puede enderezar lo que él torció?
14
Disfruta de la prosperidad mientras puedas,
pero cuando lleguen los tiempos difíciles, reconoce que ambas cosas provienen de Dios.
Recuerda que nada es seguro en esta vida.
15
Los límites de la sabiduría humana
He visto de todo en esta vida sin sentido, incluso jóvenes buenos que mueren y personas malvadas que tienen una vida larga.
16
Así que, ¡no seas demasiado bueno ni demasiado sabio! ¿Para qué destruirte a ti mismo?
17
Por otra parte, tampoco seas demasiado malo. ¡No seas necio! ¿Para qué morir antes de tiempo?
18
Presta atención a estas instrucciones, porque todo el que teme a Dios evitará caer en ambos extremos.
19
¡Un solo sabio es más fuerte que diez ciudadanos prominentes de una ciudad!
20
No hay una sola persona en la tierra que siempre sea buena y nunca peque.
21
No escuches conversaciones ajenas a escondidas: podrías escuchar que tu siervo te maldice.
22
Pues sabes bien de las veces que tú mismo maldijiste a otros.