12
Moisés dijo lo siguiente sobre la tribu de Benjamín:
«Los de Benjamín son amados por el Señor
y viven seguros a su lado.
Él los rodea continuamente
y los protege de todo daño».
13
Moisés dijo lo siguiente sobre las tribus de José:
«Que el Señor
bendiga su tierra
con el precioso regalo del rocío de los cielos
y el agua que está debajo de la tierra,
14
con los ricos frutos que maduran al sol
y las cosechas abundantes de cada mes,
15
con los mejores cultivos de las antiguas montañas
y la abundancia de las colinas eternas,
16
con lo mejor que da la tierra y su plenitud,
y el favor de aquel que apareció en la zarza ardiente.
Que estas bendiciones reposen sobre la cabeza de José
y coronen la frente del príncipe entre sus hermanos.
17
José tiene la majestad de un toro joven,
tiene los cuernos de un buey salvaje.
Corneará a naciones lejanas
y las arrastrará hasta los extremos de la tierra.
Esa es mi bendición para las multitudes de Efraín
y los millares de Manasés».
18
Moisés dijo lo siguiente sobre la tribu de Zabulón y la de Isacar:
«Que los de Zabulón prosperen en sus viajes.
Que los de Isacar prosperen en su casa.
19
Ellos convocan al pueblo a la montaña
para ofrecer allí los sacrificios apropiados.
Sacan provecho de las riquezas del mar
y de los tesoros escondidos en la arena».
20
Moisés dijo lo siguiente sobre la tribu de Gad:
«¡Bendito el que extiende el territorio de Gad!
Gad está agazapado allí como un león
para arrancar un brazo o una cabeza.
21
La gente de Gad se llevó la mejor tierra,
se le asignó la porción de un líder.
Cuando los líderes del pueblo se reunieron,
llevaron a cabo la justicia del Señor
y obedecieron sus ordenanzas para Israel».
22
Moisés dijo lo siguiente sobre la tribu de Dan:
«Dan es un cachorro de león
que salta desde Basán».
23
Moisés dijo lo siguiente sobre la tribu de Neftalí:
«Oh Neftalí, tú eres rico en favor
y estás lleno de las bendiciones del Señor
;
que sean tuyos el occidente y el sur».
24
Moisés dijo lo siguiente sobre la tribu de Aser:
«Que Aser sea más bendito que los otros hijos,
que sea estimado por sus hermanos,
que bañe sus pies en aceite de oliva.
25
Que los cerrojos de tus puertas sean de hierro y de bronce,
que vivas protegido todos los días de tu vida».
26
«No hay nadie como el Dios de Israel.
Él cabalga por el firmamento para ir en tu ayuda,
a través de los cielos, con majestuoso esplendor.
27
El Dios eterno es tu refugio,
y sus brazos eternos te sostienen.
Él quita al enemigo de tu paso
y grita: “¡Destrúyelo!”.
28
Así que Israel vivirá a salvo,
el próspero Jacob habitará protegido
en una tierra de grano y vino nuevo,
donde los cielos dejan caer su rocío.
29
¡Qué bendito eres, oh Israel!
¿Quién es como tú, un pueblo rescatado por el Señor
?
¡Él es tu escudo protector
y tu espada triunfante!
Tus enemigos se arrastrarán ante ti,
y tú los pisotearás con fuerza sobre la espalda».