5
Porque el SEÑOR tu Dios le ha escogido a él y a sus hijos de entre todas tus tribus, para que esté allí y sirva en el nombre del SEÑOR, para siempre.
6
Y si un levita sale de alguna de tus ciudades, de cualquier parte de Israel en que resida, y llega con todo el deseo de su alma al lugar que el SEÑOR escoja,
7
él ministrará en el nombre del SEÑOR su Dios, como todos sus hermanos levitas que están allí delante del SEÑOR.
8
Comerán porciones iguales, excepto lo que reciban de la venta de sus patrimonios.
9
Cuando entres en la tierra que el SEÑOR tu Dios te da, no aprenderás a hacer las cosas abominables de esas naciones.
10
No sea hallado en ti nadie que haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni quien practique adivinación, ni hechicería, o sea agorero, o hechicero,
11
o encantador, o médium, o espiritista, ni quien consulte a los muertos.
12
Porque cualquiera que hace estas cosas es abominable al SEÑOR; y por causa de estas abominaciones el SEÑOR tu Dios expulsará a esas naciones de delante de ti.
13
Serás intachable delante del SEÑOR tu Dios.
14
Porque esas naciones que vas a desalojar escuchan a los que practican hechicería y a los adivinos, pero a ti el SEÑOR tu Dios no te lo ha permitido.
15
Un profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo, te levantará el SEÑOR tu Dios; a él oiréis.