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Asiria invade a Judá
Después de que Ezequías llevó a cabo fielmente este trabajo, Senaquerib, rey de Asiria, invadió Judá. Sitió las ciudades fortificadas y dio órdenes a su ejército para que penetraran las murallas.
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Cuando Ezequías se dio cuenta de que Senaquerib también pensaba atacar a Jerusalén,
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consultó con sus funcionarios y consejeros militares, y decidieron bloquear los manantiales fuera de la ciudad.
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Organizaron una gran cuadrilla de trabajadores para cegar los manantiales, como consecuencia se cortó el arroyo que corría por los campos, porque dijeron: «¿Por qué han de venir aquí los reyes de Asiria y encontrar abundancia de agua?».
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Luego Ezequías se esforzó en reparar todas las secciones caídas de la muralla, erigió torres y construyó una segunda muralla exterior a la primera. También reforzó los terraplenes
en la Ciudad de David y fabricó grandes cantidades de armas y escudos.
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Designó oficiales militares con mando sobre los habitantes y los reunió delante de él en la plaza junto a la puerta de la ciudad. Luego Ezequías les dio ánimo diciendo:
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«¡Sean fuertes y valientes! No tengan miedo ni se desalienten por causa del rey de Asiria o de su poderoso ejército, ¡porque hay un poder mucho más grande de nuestro lado!
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El rey podrá tener un gran ejército, pero no son más que hombres. ¡Con nosotros está el Señor
nuestro Dios para ayudarnos y para pelear nuestras batallas por nosotros!». Las palabras de Ezequías alentaron en gran manera a la gente.
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Senaquerib amenaza a Jerusalén
Mientras el rey Senaquerib de Asiria aún sitiaba a la ciudad de Laquis, envió a sus oficiales a Jerusalén con el siguiente mensaje para Ezequías y para toda la gente en la ciudad: