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Reformas religiosas de Ezequías
Cuando terminó el festival, los israelitas que estuvieron presentes fueron a todas las ciudades de Judá, Benjamín, Efraín y Manasés, destrozaron todas las columnas sagradas, derribaron los postes dedicados a la diosa Asera y quitaron los altares y los santuarios paganos. Después de esto, los israelitas regresaron a sus ciudades, cada uno a su hogar.
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Luego Ezequías organizó a los sacerdotes y a los levitas en divisiones para que presentaran las ofrendas quemadas y las ofrendas de paz y para que adoraran, dieran gracias y alabaran al Señor
en las puertas del templo.
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El rey también contribuyó personalmente con animales para las ofrendas quemadas diarias de la mañana y de la tarde, para los festivales semanales de los días de descanso y para los festivales mensuales de luna nueva, como también para todos los demás festivales anuales establecidos en la ley del Señor
.
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Además, exigió al pueblo de Jerusalén que llevara una parte de sus bienes a los sacerdotes y levitas, para que ellos pudieran dedicarse por completo a la ley del Señor
.
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Cuando los israelitas escucharon estos requisitos respondieron con generosidad; dieron la primera porción de su grano, vino nuevo, aceite de oliva, miel y de todo lo que producían sus campos. Llevaron grandes cantidades, el diezmo de todo lo que habían producido.
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La gente que se había mudado de Israel a Judá, y la gente de Judá, llevaron el diezmo de su ganado, de sus ovejas y de sus cabras, y el diezmo de las cosas que habían dedicado al Señor
su Dios, y las apilaron en grandes montones.
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Empezaron a apilarlas a fines de la primavera y los montones siguieron creciendo hasta principios del otoño.
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Cuando Ezequías y sus funcionarios fueron y vieron esos enormes montones, ¡le dieron gracias al Señor
y a su pueblo, Israel!
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—¿De dónde vino todo esto? —preguntó Ezequías a los sacerdotes y a los levitas.
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Y el sumo sacerdote Azarías, de la familia de Sadoc, le contestó:
—Desde que la gente empezó a llevar sus ofrendas al templo del Señor
, hemos tenido suficiente para comer y mucho de sobra. El Señor
ha bendecido a su pueblo, y sobró todo esto.
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Ezequías ordenó que se prepararan unos depósitos en el templo del Señor
. Cuando estuvieron listos,
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la gente fielmente llevó todos los diezmos y las ofrendas al templo. Conanías, el levita, quedó encargado y su hermano Simei lo ayudaba.
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Los supervisores bajo su mando fueron Jehiel, Azazías, Nahat, Asael, Jerimot, Jozabad, Eliel, Ismaquías, Mahat y Benaía. El rey Ezequías y Azarías, el funcionario principal en el templo de Dios, hicieron estos nombramientos.
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Koré, hijo del levita Imna, portero de la puerta Oriental, quedó encargado de distribuir las ofrendas voluntarias entregadas a Dios, los regalos y las cosas que habían sido dedicadas al Señor
.
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Sus fieles ayudantes eran Edén, Miniamín, Jesúa, Semaías, Amarías y Secanías. Ellos distribuían los regalos entre las familias de los sacerdotes en sus ciudades según sus divisiones, repartiéndolos equitativamente entre ancianos y jóvenes por igual.
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Distribuían los regalos a todos los varones de tres años o más, sin tomar en cuenta su lugar en los registros genealógicos. La distribución era para todos los que iban al templo del Señor
para cumplir con sus responsabilidades diarias según sus divisiones.
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Distribuían los regalos a los sacerdotes que estaban anotados por sus familias en los registros genealógicos, y a los levitas de veinte años o más que estaban anotados según sus funciones y sus divisiones.
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Las raciones de alimentos también se entregaban a las familias de todos los que estuvieran anotados en los registros genealógicos, incluidos los bebés, las esposas, los hijos y las hijas. Pues todos habían sido fieles purificándose a sí mismos.
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En cuanto a los sacerdotes, los descendientes de Aarón, que vivían en las aldeas sin murallas alrededor de las ciudades, algunos hombres fueron designados por nombre para que distribuyeran raciones a todos los varones entre los sacerdotes y a todos los levitas anotados en los registros genealógicos.
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De esta manera, el rey Ezequías manejó la distribución en todo Judá, haciendo lo agradable y bueno a los ojos del Señor
su Dios.
21
En todo lo que hizo para el servicio del templo de Dios y en sus esfuerzos por seguir las leyes y los mandatos de Dios, Ezequías buscó a su Dios de todo corazón; y como resultado, tuvo mucho éxito.