12
pero por amor a tu padre David, no lo haré mientras vivas, sino que le quitaré el trono a tu hijo.
13
Y aun así, no le quitaré el reino entero; lo dejaré ser rey de una tribu por amor a mi siervo David y por amor a Jerusalén, mi ciudad escogida».
14
Adversarios de Salomón
Entonces el Señor
levantó a Hadad, el edomita, quien era miembro de la familia real de Edom, para que fuera adversario de Salomón.
15
Sucedió que años atrás, David había derrotado a Edom, y Joab, el comandante del ejército, se había quedado para enterrar a unos soldados de Israel que habían muerto en batalla. Mientras estaban allí, mataron a todos los varones de Edom.
16
Joab y el ejército de Israel se quedaron durante seis meses hasta que acabaron con todos.
17
Sin embargo, Hadad y unos cuantos funcionarios de la corte de su padre lograron escapar y se dirigieron a Egipto. (Hadad era apenas un niño en ese tiempo).
18
Salieron de Madián y se fueron a Parán, donde otros se les unieron. Luego viajaron a Egipto y se presentaron ante el faraón, quien les dio casa, comida y tierras.
19
El faraón se encariñó con Hadad y le dio en matrimonio a su cuñada, la hermana de la reina Tahpenes.
20
Ella le dio un hijo, a quien llamaron Genubat. Tahpenes lo crió
en el palacio del faraón entre los propios hijos del faraón.
21
Cuando le llegó la noticia a Hadad en Egipto de que tanto David como su comandante Joab habían muerto, le dijo al faraón:
—Permíteme regresar a mi país.
22
—¿Por qué? —le preguntó el faraón—. ¿Qué te falta aquí que deseas regresar a tu tierra?
—Nada —contestó él—, pero aun así, te pido que me dejes regresar.