17
Sin embargo, como las parteras temían a Dios, se negaron a obedecer las órdenes del rey, y también dejaron vivir a los varoncitos.
18
Entonces el rey de Egipto mandó llamar a las parteras:
—¿Por qué hicieron esto? —les preguntó—. ¿Por qué dejaron con vida a los varones?
19
—Las mujeres hebreas no son como las egipcias —contestaron ellas—, son más vigorosas y dan a luz con tanta rapidez que siempre llegamos tarde.
20
Por eso Dios fue bueno con las parteras, y los israelitas siguieron multiplicándose, y se hicieron cada vez más poderosos.
21
Además, como las parteras temían a Dios, él les concedió su propia familia.
22
Entonces el faraón dio la siguiente orden a todo su pueblo: «Tiren al río Nilo a todo niño hebreo recién nacido; pero a las niñas pueden dejarlas con vida».