12
Pero ahora, ¿por qué has derribado nuestras murallas
de modo que todos los que pasan pueden robarse nuestros frutos?
13
Los jabalíes del bosque los devoran,
y los animales salvajes se alimentan de ellos.
14
Te suplicamos que regreses, oh Dios de los Ejércitos Celestiales.
Observa desde los cielos y mira nuestro aprieto.
Cuida de esta vid
15
que tú mismo plantaste,
este hijo que criaste para ti.
16
Somos cortados y quemados por nuestros enemigos;
que perezcan al ver tu ceño fruncido.
17
Fortalece al hombre que amas,
al hijo que elegiste.
18
Entonces jamás volveremos a abandonarte.
Revívenos para que podamos invocar tu nombre una vez más.
19
Haznos volver a ti, oh Señor
Dios de los Ejércitos Celestiales;
haz que tu rostro brille sobre nosotros.
Solo entonces seremos salvos.