7
Debes haber negado agua a quien tenía sed
y comida al hambriento.
8
Probablemente pienses que la tierra le pertenece a los poderosos,
¡y que solo los privilegiados tienen derecho a ella!
9
Debes haber despedido a las viudas con las manos vacías
y acabado con las esperanzas de los huérfanos.
10
Por eso estás rodeado de trampas
y tiemblas de temores repentinos.
11
Por eso no puedes ver en la oscuridad
y olas de agua te cubren.
12
»Dios es grande, más alto que los cielos,
está por encima de las estrellas más lejanas;
13
pero tú respondes: “¡Por eso Dios no puede ver lo que hago!
¿Cómo puede juzgar a través de las densas tinieblas?
14
Pues densas nubes se arremolinan a su alrededor y no puede vernos.
Él está allá arriba, caminando en la bóveda del cielo”.
15
»¿Seguirás en las antiguas sendas
por donde anduvieron los malvados?
16
Ellos fueron cortados en la flor de la vida,
los cimientos de su vida arrasados como por un río.
17
Pues dijeron a Dios: “¡Déjanos en paz!
¿Qué puede hacernos el Todopoderoso?”.
18
Sin embargo, él era quien llenaba sus hogares de cosas buenas;
así que yo no tendré nada que ver con esa forma de pensar.
19
»Los justos se alegrarán al ver la destrucción de los malvados,
y los inocentes se reirán con desprecio.
20
Dirán: “Miren cómo han sido destruidos nuestros enemigos;
los últimos fueron consumidos en el fuego”.
21
»Sométete a Dios y tendrás paz,
entonces te irá bien.
22
Escucha las instrucciones de Dios
y guárdalas en tu corazón.
23
Si te vuelves al Todopoderoso, serás restaurado,
por lo tanto, limpia tu vida.
24
Si renuncias a tu codicia del dinero
y arrojas tu precioso oro al río,
25
el Todopoderoso será tu tesoro.
¡Él será tu plata preciosa!».
26
»Entonces te deleitarás en el Todopoderoso
y levantarás tu mirada a Dios.
27
Orarás a él, y te escuchará,
y cumplirás los votos que le hiciste.