17
Enviaré estas tropas enemigas entre ustedes
como serpientes venenosas a las que no pueden encantar.
Los morderán y ustedes morirán.
¡Yo, el Señor
, he hablado!».
18
Jeremías llora por Judá
Mi dolor no tiene remedio;
mi corazón está destrozado.
19
Escuchen el llanto de mi pueblo;
puede oírse por toda la tierra.
«¿Acaso ha abandonado el Señor
a Jerusalén?
—pregunta la gente—.
¿No está más su Rey allí?».
«Oh, ¿por qué han provocado mi enojo con sus ídolos tallados
y sus despreciables dioses ajenos?», pregunta el Señor
.
20
«Ya se acabó la cosecha,
y el verano se ha ido —se lamenta el pueblo—,
¡y todavía no hemos sido salvados!».
21
Sufro con el dolor de mi pueblo,
lloro y estoy abrumado de profunda pena.
22
¿No hay medicina en Galaad?
¿No hay un médico allí?
¿Por qué no hay sanidad
para las heridas de mi pueblo?