21
Juicio de Dios sobre Babilonia
»Mis guerreros, suban contra la tierra de Merataim
y contra la gente de Pecod.
Persíganlos, mátenlos y destrúyanlos por completo
como les he ordenado —dice el Señor
—.
22
Que en la tierra se escuche el grito de guerra,
un clamor de gran destrucción.
23
Babilonia, el martillo más poderoso de toda la tierra
queda roto y hecho pedazos.
¡Babilonia queda desolada entre las naciones!
24
Escucha, Babilonia, porque te tendí una trampa.
Estás atrapada porque luchaste contra el Señor
.
25
El Señor
abrió su arsenal
y sacó armas para desahogar su furor.
El terror que caiga sobre los babilonios
será la obra del Señor
Soberano de los Ejércitos Celestiales.
26
Sí, vengan contra ella desde tierras lejanas
y abran sus graneros.
Aplasten sus muros y sus casas, y conviértanlos en montones de escombros.
¡Destrúyanla por completo y no dejen nada!
27
Maten incluso a sus becerros,
¡para ellos también será terrible!
¡Masácrenlos a todos!
Pues ha llegado el día del juicio a Babilonia.
28
Escuchen a la gente que escapó de Babilonia
mientras cuentan en Jerusalén
cómo el Señor
nuestro Dios se vengó
de los que destruyeron su templo.
29
»Manden llamar a los arqueros para que vengan a Babilonia.
Rodeen la ciudad para que nadie escape.
Háganle lo mismo que ella les hizo a otros,
porque desafió al Señor
, el Santo de Israel.
30
Sus jóvenes caerán en las calles y morirán.
Todos sus soldados serán matados»,
dice el Señor
.
31
«Mira, pueblo arrogante, yo soy tu enemigo
—dice el Señor, el Señor
de los Ejércitos Celestiales—.
Ha llegado el día de tu juicio,
el día en que te castigaré.
32
Oh tierra de arrogancia, tropezarás y caerás,
y nadie te levantará.
Pues encenderé un fuego en las ciudades de Babilonia
que consumirá todo a su alrededor».
33
Esto dice el Señor
de los Ejércitos Celestiales:
«Los pueblos de Israel y de Judá han sido agraviados.
Sus captores los retienen y se niegan a soltarlos.
34
Pero el que los redime es fuerte.
Su nombre es el Señor
de los Ejércitos Celestiales.
Él los defenderá
y nuevamente les dará descanso en Israel.
¡Pero para la gente de Babilonia
no habrá descanso!
35
»La espada destructora golpeará a los babilonios
—dice el Señor
—.
Golpeará al pueblo de Babilonia,
también a sus funcionarios y a sus hombres sabios.
36
La espada golpeará a sus sabios consejeros
y se volverán necios.
La espada golpeará a sus guerreros más poderosos
y el pánico se apoderará de ellos.
37
La espada golpeará sus caballos, sus carros de guerra
y a sus aliados de otras tierras,
y todos se volverán como mujeres.
La espada golpeará sus tesoros
y todos serán saqueados.
38
La espada golpeará aun el suministro de agua
y hará que se seque.
¿Y por qué? Porque toda la tierra está llena de ídolos
y la gente está locamente enamorada de ellos.
39
»Pronto Babilonia será habitada por hienas y animales del desierto.
Será un hogar de búhos.
Nunca más vivirá gente allí;
quedará desolada para siempre.
40
La destruiré tal como yo
destruí a Sodoma, a Gomorra
y a sus ciudades vecinas —dice el Señor
—.
Nadie vivirá allí;
nadie la habitará.
41
»¡Miren! Un gran ejército viene del norte.
Desde tierras lejanas se están levantando contra ti
una gran nación y muchos reyes.
42
Están armados con arcos y lanzas.
Son crueles y no tienen compasión de nadie.
Cuando avanzan sobre sus caballos
se oyen como el rugido del mar.
Vienen en formación de batalla
con planes de destruirte, Babilonia.
43
El rey de Babilonia ha oído informes acerca del enemigo
y tiembla de miedo.
Se apoderaron de él punzadas de angustia
como a una mujer en trabajo de parto.
44
»Vendré como un león que sale de los matorrales del Jordán
y atacaré las ovejas en los pastos.
Expulsaré a Babilonia de su tierra
y nombraré al líder que yo escoja.
Pues, ¿quién es como yo y quién puede desafiarme?
¿Qué gobernante puede oponerse a mi voluntad?».
45
Escuchen los planes que tiene el Señor
contra Babilonia
y contra la tierra de los babilonios.
Aun sus hijos pequeños serán arrastrados como ovejas
y sus casas serán destruidas.
46
La tierra temblará con el grito: «¡Babilonia ha sido tomada!».
Su grito de desesperación se oirá en todo el mundo.