11
»Desde sus comienzos Moab ha vivido en paz,
nunca ha ido al destierro.
Es como el vino que se ha dejado reposar.
No ha sido vertida de botella en botella,
por eso es fragante y suave.
12
Pero pronto se acerca el día —dice el Señor
—,
cuando enviaré hombres que la viertan de su vasija.
¡Verterán a Moab
y luego destrozarán la vasija!
13
Por fin Moab se avergonzará de su ídolo Quemos,
como el pueblo de Israel se avergonzó de su becerro de oro en Betel.
14
»Ustedes solían jactarse: “Nosotros somos héroes,
hombres valientes de guerra”.
15
Sin embargo, ahora Moab será destruida junto con sus ciudades.
Sus jóvenes más prometedores son condenados a la masacre,
—dice el Rey, cuyo nombre es el Señor
de los Ejércitos Celestiales—.
16
Pronto se acerca la destrucción de Moab;
se avecina una calamidad amenazante.
17
¡Amigos de Moab,
lloren y lamenten por esta nación!
¡Miren cómo se ha quebrado el cetro fuerte,
y se ha hecho pedazos el hermoso bastón!
18
»Bájense de su gloria
y siéntense en el polvo, gente de Dibón,
porque los que destruyan a Moab también harán pedazos a Dibón.
Ellos derribarán todas sus torres.
19
Habitantes de Aroer,
párense junto al camino y observen.
Griten a los que huyen de Moab:
“¿Qué sucedió allí?”.
20
»Y la contestación que reciben es:
“¡Moab queda en ruinas, deshonrada;
lloren y giman!
Anúncienlo en las orillas del río Arnón:
¡Moab ha sido destruida!”.
21
Se derramó el juicio sobre las ciudades de la meseta,
sobre Holón, Jaza
y Mefaat,
22
sobre Dibón, Nebo y Bet-deblataim,
23
sobre Quiriataim, Bet-gamul y Bet-meón,
24
sobre Queriot y Bosra,
todas las ciudades de Moab, lejanas y cercanas.
25
»El poder de Moab ha llegado a su fin.
Su brazo ha sido quebrado —dice el Señor
—.
26
Dejen que se tambalee y caiga como un borracho,
porque se ha rebelado contra el Señor
.
Moab se revolcará en su propio vómito
y será ridiculizada por todos.
27
¿No ridiculizaste tú a los israelitas?
¿Fueron ellos acaso sorprendidos en compañía de ladrones
para que tú los desprecies como lo haces?
28
»Ustedes, habitantes de Moab,
huyan de sus ciudades y vivan en cuevas.
Escóndanse como palomas que anidan
en las hendiduras de las rocas.
29
Todos hemos oído de la soberbia de Moab,
porque su orgullo es muy grande.
Sabemos de su orgullo altanero,
de su arrogancia y de su corazón altivo.
30
Yo conozco su insolencia
—dice el Señor
—,
pero sus alardes están vacíos,
tan vacíos como sus hechos.
31
Así que ahora gimo por Moab,
de veras, me lamentaré por Moab.
Mi corazón está quebrantado por los hombres de Kir-hareset.