1
Así como las moscas muertas apestan todo un frasco de perfume,
una pizca de necedad arruina gran sabiduría y honor.
2
Una persona sabia elige el camino correcto;
el necio toma el rumbo equivocado.
3
¡Se puede identificar a los necios
tan solo de ver cómo andan por la calle!
4
Si tu jefe se enoja contigo, ¡no renuncies a tu puesto!
Un espíritu sereno puede superar grandes errores.
5
Las ironías de la vida
He visto otro mal bajo el sol: los reyes y gobernantes cometen un grave error
6
cuando le otorgan gran autoridad a gente necia y asignan cargos inferiores a personas con capacidad comprobada.
7
Hasta he visto sirvientes cabalgar como príncipes, ¡y príncipes andar a pie como si fueran sirvientes!
8
Cuando cavas un pozo,
puedes caerte en él.
Cuando derrumbas una pared vieja,
puede morderte una serpiente.
9
Cuando trabajas en una cantera,
las piedras pueden caerte encima y aplastarte.
Cuando cortas leña,
se corre peligro en cada golpe del hacha.
10
Si se usa un hacha sin filo hay que hacer doble esfuerzo,
por lo tanto, afila la hoja.
Ahí está el valor de la sabiduría:
ayuda a tener éxito.
11
Si una serpiente te muerde antes de que la encantes,
¿de qué te sirve ser encantador de serpientes?
12
Las palabras sabias traen aprobación,
pero a los necios, sus propias palabras los destruyen.
13
Los necios basan sus pensamientos en suposiciones insensatas,
por lo tanto, llegan a conclusiones locas y malvadas;
14
hablan y hablan sin parar.
Nadie sabe a ciencia cierta qué es lo que va a suceder,
nadie puede predecir el futuro.
15
Los necios se agotan tanto con un poco de trabajo
que ni siquiera saben cómo regresar a su casa.
16
¡Qué tristeza sufrirá el pueblo gobernado por un sirviente,
cuyos líderes hacen fiesta desde la mañana!
17
Dichoso el pueblo que tiene por rey a un líder noble
y cuyos dirigentes festejan en el momento apropiado
para trabajar con fuerza y no para emborracharse.
18
Por la pereza se hunde el techo;
por el ocio gotea la casa.
19
Una fiesta da alegría,
un buen vino, felicidad,
¡y el dinero lo da todo!
20
Nunca te burles del rey, ni siquiera en tu mente;
y no te mofes de los poderosos, ni siquiera dentro de tu dormitorio.
Pues un pajarito podría transmitir tu mensaje
y contarles lo que dijiste.