8
Moisés dijo lo siguiente sobre la tribu de Leví:
«Oh Señor
, has dado tu Urim y Tumim —el sorteo sagrado—
a tus siervos fieles, los levitas.
Los pusiste a prueba en Masá
y luchaste con ellos en las aguas de Meriba.
9
Los levitas obedecieron tu palabra
y cumplieron tu pacto.
Fueron más leales a ti
que a sus propios padres.
Ignoraron a sus parientes
y no reconocieron a sus propios hijos.
10
Ellos enseñan tus ordenanzas a Jacob
y dan tus instrucciones a Israel.
Ofrecen incienso delante de ti
y presentan ofrendas quemadas enteras sobre el altar.
11
Oh Señor
, bendice el servicio de los levitas
y acepta todo el trabajo de sus manos.
Hiere a sus enemigos donde más les duela
y derriba a sus adversarios para que no vuelvan a levantarse».
12
Moisés dijo lo siguiente sobre la tribu de Benjamín:
«Los de Benjamín son amados por el Señor
y viven seguros a su lado.
Él los rodea continuamente
y los protege de todo daño».
13
Moisés dijo lo siguiente sobre las tribus de José:
«Que el Señor
bendiga su tierra
con el precioso regalo del rocío de los cielos
y el agua que está debajo de la tierra,
14
con los ricos frutos que maduran al sol
y las cosechas abundantes de cada mes,
15
con los mejores cultivos de las antiguas montañas
y la abundancia de las colinas eternas,
16
con lo mejor que da la tierra y su plenitud,
y el favor de aquel que apareció en la zarza ardiente.
Que estas bendiciones reposen sobre la cabeza de José
y coronen la frente del príncipe entre sus hermanos.
17
José tiene la majestad de un toro joven,
tiene los cuernos de un buey salvaje.
Corneará a naciones lejanas
y las arrastrará hasta los extremos de la tierra.
Esa es mi bendición para las multitudes de Efraín
y los millares de Manasés».
18
Moisés dijo lo siguiente sobre la tribu de Zabulón y la de Isacar:
«Que los de Zabulón prosperen en sus viajes.
Que los de Isacar prosperen en su casa.