15
Mientras me hablaba, bajé la vista al suelo, sin poder decir una palabra.
16
Entonces el que se parecía a un hombre
me tocó los labios y abrí la boca y comencé a hablar. Le dije al que estaba de pie frente a mí:
—Estoy muy angustiado a causa de la visión que tuve, mi señor, y me siento muy débil.
17
¿Cómo podría alguien como yo, tu siervo, hablar contigo, mi señor? Mis fuerzas se han ido y apenas puedo respirar.
18
Entonces el que se parecía a un hombre volvió a tocarme y sentí que recuperaba mis fuerzas.
19
—No tengas miedo —dijo—, porque eres muy precioso para Dios. ¡Que tengas paz, ánimo y fuerza!
Mientras me decía estas palabras, de pronto me sentí más fuerte y le dije:
—Por favor, háblame, señor mío, porque me has fortalecido.
20
—¿Sabes por qué he venido? —respondió él—. Pronto debo regresar a luchar contra el espíritu príncipe del reino de Persia y después de eso vendrá el espíritu príncipe del reino de Grecia.
21
Mientras tanto, te diré lo que está escrito en el libro de la verdad. (Nadie me ayuda contra esos espíritus príncipes, a excepción de Miguel, el espíritu príncipe de ustedes.