6
Cuando el cuerno de carnero toca la alarma,
¿no debería el pueblo estar alarmado?
¿Llega el desastre a una ciudad
sin que el Señor
lo haya planeado?
7
De hecho, el Señor
Soberano nunca hace nada
sin antes revelar sus planes a sus siervos, los profetas.
8
El león ha rugido,
así que, ¿quién no tiene miedo?
El Señor
Soberano ha hablado,
así que, ¿quién puede negarse a proclamar su mensaje?
9
Anuncien lo siguiente a los líderes de Filistea
y a los grandes de Egipto:
«Siéntense ahora en las colinas que rodean a Samaria
y sean testigos del caos y la opresión en Israel.
10
»Mi pueblo ha olvidado cómo hacer lo correcto
—dice el Señor
—.
Sus fortalezas están llenas de riquezas
obtenidas por el robo y la violencia.
11
Por lo tanto —dice el Señor
Soberano—,
¡se acerca un enemigo!
Los rodeará y destrozará sus defensas.
Luego saqueará todas sus fortalezas».
12
Esto es lo que dice el Señor
:
«Un pastor que trate de rescatar una oveja de la boca del león
recuperará sólo dos patas o un pedazo de oreja.
Así será con los israelitas en Samaria que se recuestan en camas lujosas
y con el pueblo de Damasco que se reclina en sillones.
13
»Escuchen ahora esto y anúncienlo por todo Israel
—dice el Señor, el Señor
Dios de los Ejércitos Celestiales—:
14
»El mismo día que yo castigue a Israel por sus pecados,
destruiré los altares paganos en Betel.
Los cuernos del altar serán cortados
y caerán al suelo.
15
Y destruiré las hermosas casas de los ricos
—sus mansiones de invierno y también sus casas de verano—,
todos sus palacios cubiertos de marfil»,
dice el Señor
.