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Saludos
Yo, Juan, el anciano,
le escribo esta carta a Gayo, mi querido amigo, a quien amo en la verdad.
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Querido amigo, espero que te encuentres bien, y que estés tan saludable en cuerpo así como eres fuerte en espíritu.
3
Hace poco regresaron algunos de los maestros itinerantes,
y me alegraron mucho cuando me contaron de tu fidelidad y de que vives de acuerdo con la verdad.
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No hay nada que me cause más alegría que oír que mis hijos siguen la verdad.
5
Cuidar de los obreros del Señor
Querido amigo, le eres fiel a Dios cada vez que te pones al servicio de los maestros itinerantes que pasan por ahí aunque no los conozcas.
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Ellos le han contado a la iglesia de aquí de tu cariñosa amistad. Te pido que sigas supliendo las necesidades de esos maestros tal como le agrada a Dios;
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pues viajan en servicio al Señor
y no aceptan nada de los que no son creyentes.
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Por lo tanto, somos nosotros los que debemos apoyarlos y así ser sus colaboradores cuando enseñan la verdad.
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Le escribí a la iglesia acerca de esto, pero Diótrefes —a quien le encanta ser el líder— no quiere tener nada que ver con nosotros.
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Cuando yo vaya sacaré a relucir las cosas que hace y sus infames acusaciones contra nosotros. No solo se niega a recibir a los maestros itinerantes, sino que les dice a otros que no los ayuden y, cuando los ayudan, él los expulsa de la iglesia.
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Querido amigo, no te dejes influir por ese mal ejemplo. Imita solamente lo bueno. Recuerda que los que hacen lo bueno demuestran que son hijos de Dios, y los que hacen lo malo demuestran que no conocen a Dios.
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Todos, incluso la verdad misma, hablan bien de Demetrio. Nosotros también podemos afirmar lo mismo de él, y ustedes saben que decimos la verdad.
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Conclusión
Tengo mucho más que decirte, pero no quiero hacerlo con pluma y tinta,
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porque espero verte pronto, y entonces hablaremos cara a cara.
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La paz sea contigo.
Tus amigos de aquí te mandan saludos. Por favor, dales mis saludos a cada uno de nuestros amigos de ahí.