12
El hizo maravillas en presencia de sus padres, en la tierra de Egipto, en el campo de Zoán.
13
Dividió el mar y los hizo pasar, y contuvo las aguas como en un montón.
14
Después los guió de día con la nube, y toda la noche con un resplandor de fuego.
15
Partió las rocas en el desierto, y les dio agua tan abundante como las profundidades del océano;
16
hizo salir corrientes de la peña, e hizo descender aguas como ríos.
17
Pero aún siguieron pecando contra El, rebelándose contra el Altísimo en el desierto.
18
Y en sus corazones tentaron a Dios, pidiendo comida a su gusto.
19
Hablaron contra Dios, y dijeron: ¿Podrá Dios preparar mesa en el desierto?
20
He aquí, hirió la roca y brotaron aguas, y torrentes se desbordaron; ¿podrá también dar pan?, ¿proveerá carne para su pueblo?
21
Por tanto, al oírlo, el SEÑOR se indignó; un fuego se encendió contra Jacob, y aumentó también la ira contra Israel,
22
porque no creyeron en Dios, ni confiaron en su salvación.
23
Sin embargo, dio órdenes a las nubes arriba, y abrió las puertas de los cielos;
24
hizo llover sobre ellos maná para comer, y les dio comida del cielo.
25
Pan de ángeles comió el hombre; Dios les mandó comida hasta saciarlos.
26
Hizo soplar en el cielo el viento solano, y con su poder dirigió el viento del sur,
27
El hizo llover sobre ellos carne como polvo, aladas aves como la arena de los mares,
28
y las hizo caer en medio del campamento, alrededor de sus viviendas.
29
Comieron y quedaron bien saciados, y les concedió su deseo.
30
Antes de que hubieran satisfecho su deseo, mientras la comida aún estaba en su boca,
31
la ira de Dios se alzó contra ellos y mató a algunos de los más robustos, y subyugó a los escogidos de Israel.
32
A pesar de todo esto, todavía pecaron y no creyeron en sus maravillas.