1
Dios es nuestro refugio y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.
2
Por tanto, no temeremos aunque la tierra sufra cambios, y aunque los montes se deslicen al fondo de los mares;
3
aunque bramen y se agiten sus aguas, aunque tiemblen los montes con creciente enojo. (Selah)
4
Hay un río cuyas corrientes alegran la ciudad de Dios, las moradas santas del Altísimo.
5
Dios está en medio de ella, no será sacudida; Dios la ayudará al romper el alba.
6
Bramaron las naciones, se tambalearon los reinos; dio El su voz, y la tierra se derritió.