23
El dijo que los hubiera destruido, de no haberse puesto Moisés, su escogido, en la brecha delante de El, a fin de apartar su furor para que no los destruyera.
24
Aborrecieron la tierra deseable, no creyeron en su palabra,
25
sino que murmuraron en sus tiendas, y no escucharon la voz del SEÑOR.
26
Por tanto, les juró abatirlos en el desierto,
27
y esparcir su simiente entre las naciones, y dispersarlos por las tierras.
28
Se unieron también a Baal-peor, y comieron sacrificios ofrecidos a los muertos.
29
Le provocaron, pues, a ira con sus actos, y la plaga se desató entre ellos.
30
Entonces Finees se levantó e intervino, y cesó la plaga.
31
Y le fue contado por justicia por todas las generaciones para siempre.
32
También le hicieron enojarse en las aguas de Meriba , y le fue mal a Moisés por culpa de ellos,
33
puesto que fueron rebeldes contra su Espíritu, y él habló precipitadamente con sus labios.
34
No destruyeron a los pueblos, como el SEÑOR les había mandado,
35
sino que se mezclaron con las naciones, aprendieron sus costumbres ,
36
y sirvieron a sus ídolos que se convirtieron en lazo para ellos.
37
Sacrificaron a sus hijos y a sus hijas a los demonios,
38
y derramaron sangre inocente, la sangre de sus hijos y de sus hijas, a quienes sacrificaron a los ídolos de Canaán, y la tierra fue contaminada con sangre.
39
Así se contaminaron en sus costumbres , y fueron infieles en sus hechos.
40
Entonces se encendió la ira del SEÑOR contra su pueblo, y El aborreció su heredad.
41
Los entregó en mano de las naciones, y los que los aborrecían se enseñorearon sobre ellos.
42
Sus enemigos también los oprimieron, y fueron subyugados bajo su poder.
43
Muchas veces los libró; ellos, sin embargo, fueron rebeldes a su consejo, y se hundieron en su iniquidad.
44
Sin embargo, El vio su angustia al escuchar su clamor;
45
y por amor a ellos se acordó de su pacto, y se arrepintió conforme a la grandeza de su misericordia.
46
Les hizo también objeto de compasión en presencia de todos los que los tenían cautivos.
47
Sálvanos, oh SEÑOR, Dios nuestro, y reúnenos de entre las naciones, para dar gracias a tu santo nombre, y para gloriarnos en tu alabanza.
48
Bendito sea el SEÑOR, Dios de Israel, desde la eternidad y hasta la eternidad. Y todo el pueblo diga: Amén. ¡Aleluya!