7
Mas yo juzgaré, dijo Dios, la nación á la cual serán siervos: y después de esto saldrán y me servirán en este lugar.
8
Y dióle el pacto de la circuncisión: y así Abraham engendró á Isaac, y le circuncidó al octavo día; é Isaac á Jacob, y Jacob á los doce patriarcas.
9
Y los patriarcas, movidos de envidia, vendieron á José para Egipto; mas Dios era con él,
10
Y le libró de todas sus tribulaciones, y le dió gracia y sabiduría en la presencia de Faraón, rey de Egipto, el cual le puso por gobernador sobre Egipto, y sobre toda su casa.
11
Vino entonces hambre en toda la tierra de Egipto y de Canaán, y grande tribulación; y nuestros padres no hallaban alimentos.
12
Y como oyese Jacob que había trigo en Egipto, envió á nuestros padres la primera vez.
13
Y en la segunda, José fué conocido de sus hermanos, y fué sabido de Faraón el linaje de José.
14
Y enviando José, hizo venir á su padre Jacob, y á toda su parentela, en número de setenta y cinco personas.
15
Así descendió Jacob á Egipto, donde murió él y nuestros padres;
16
Los cuales fueron trasladados á Sichêm, y puestos en el sepulcro que compró Abraham á precio de dinero de los hijos de Hemor de Sichêm.
17
Mas como se acercaba el tiempo de la promesa, la cual Dios había jurado á Abraham, el pueblo creció y multiplicóse en Egipto,
18
Hasta que se levantó otro rey en Egipto que no conocía á José.
19
Este, usando de astucia con nuestro linaje, maltrató á nuestros padres, á fin de que pusiesen á peligro de muerte sus niños, para que cesase la generación.
20
En aquel mismo tiempo nació Moisés, y fué agradable á Dios: y fué criado tres meses en casa de su padre.
21
Mas siendo puesto al peligro, la hija de Faraón le tomó, y le crió como á hijo suyo.
22
Y fué enseñado Moisés en toda la sabiduría de los egipcios; y era poderoso en sus dichos y hechos.
23
Y cuando hubo cumplido la edad de cuarenta años, le vino voluntad de visitar á sus hermanos los hijos de Israel.
24
Y como vió á uno que era injuriado, defendióle, é hiriendo al Egipcio, vengó al injuriado.
25
Pero él pensaba que sus hermanos entendían que Dios les había de dar salud por su mano; mas ellos no lo habían entendido.
26
Y al día siguiente, riñendo ellos, se les mostró, y los ponía en paz, diciendo: Varones, hermanos sois, ¿por que os injuriáis los unos á los otros?
27
Entonces el que injuriaba á su prójimo, le rempujó, diciendo: ¿Quién te ha puesto por príncipe y juez sobre nosotros?