17
No te regocijes cuando caiga tu enemigo, y no se alegre tu corazón cuando tropiece;
18
no sea que el SEÑOR lo vea y le desagrade, y aparte de él su ira.
19
No te impacientes a causa de los malhechores, ni tengas envidia de los impíos,
20
porque no habrá futuro para el malo. La lámpara de los impíos será apagada.
21
Hijo mío, teme al SEÑOR y al rey, no te asocies con los que son inestables;
22
porque de repente se levantará su desgracia, y la destrucción que vendrá de ambos, ¿quién la sabe?
23
También éstos son dichos de los sabios: Hacer acepción de personas en el juicio no es bueno.
24
Al que dice al impío: Justo eres, lo maldecirán los pueblos, lo aborrecerán las naciones;
25
mas los que lo reprenden tendrán felicidad, y sobre ellos vendrá abundante bendición.
26
Besa los labios el que da una respuesta correcta.
27
Ordena tus labores de fuera, y tenlas listas para ti en el campo; y después edifica tu casa.
28
No seas, sin causa, testigo contra tu prójimo, y no engañes con tus labios.
29
No digas: Como él me ha hecho, así le haré; pagaré al hombre según su obra.
30
He pasado junto al campo del perezoso, y junto a la viña del hombre falto de entendimiento,
31
y he aquí, estaba todo lleno de cardos, su superficie cubierta de ortigas, y su cerca de piedras, derribada.
32
Cuando lo vi, reflexioné sobre ello; miré, y recibí instrucción.
33
Un poco de dormir, un poco de dormitar, un poco de cruzar las manos para descansar,
34
y llegará tu pobreza como ladrón, y tu necesidad como hombre armado.