2
La destrucción de Hamat está asegurada,
ciudad ubicada cerca de Damasco,
también para las ciudades de Tiro y de Sidón,
aunque sean tan astutas.
3
¡Tiro ha construido una poderosa fortaleza
y ha logrado que la plata y el oro
sean tan abundantes como el polvo en las calles!
4
Pero ahora el Señor despojará a Tiro de sus posesiones
y lanzará sus fortificaciones al mar,
y será reducida a cenizas.
5
La ciudad de Ascalón verá la caída de Tiro
y se llenará de miedo.
Gaza temblará de terror
y lo mismo hará Ecrón, porque sus esperanzas se desvanecerán.
El rey de Gaza será asesinado
y Ascalón será abandonada.
6
La ciudad de Asdod será ocupada por extranjeros.
Destruiré el orgullo de los filisteos.
7
Les quitaré de la boca la carne ensangrentada
y sacaré de entre sus dientes los sacrificios detestables.
Entonces los filisteos que sobrevivan adorarán a nuestro Dios
y serán como un clan en Judá.
Los filisteos de Ecrón se unirán a mi pueblo,
como una vez lo hicieron los antiguos jebuseos.
8
Guardaré mi templo
y lo protegeré de ejércitos invasores.
Estoy vigilando de cerca para asegurar
que nunca más los opresores extranjeros invadan la tierra de mi pueblo.
9
La venida del rey de Sión
¡Alégrate, oh pueblo de Sión!
¡Grita de triunfo, oh pueblo de Jerusalén!
Mira, tu rey viene hacia ti.
Él es justo y victorioso,
pero es humilde, montado en un burro:
montado en la cría de una burra.
10
Quitaré los carros de guerra de Israel
y los caballos de guerra de Jerusalén.
Destruiré todas las armas usadas en la batalla,
y tu rey traerá paz a las naciones.
Su reino se extenderá de mar a mar
y desde el río Éufrates
hasta los confines de la tierra.
11
Debido al pacto que hice contigo,
sellado con sangre,
yo liberaré a tus prisioneros
de morir en un calabozo sin agua.
12
¡Regresen al refugio,
ustedes, prisioneros, que todavía tienen esperanza!
Hoy mismo prometo
que les daré dos bendiciones por cada dificultad.