4
Entonces el ángel dijo a los otros que estaban allí: «Quítenle esa ropa sucia». Luego se volvió hacia Jesúa y le dijo: «¿Ya ves? He quitado tus pecados y ahora te voy a dar esta ropa nueva y fina».
5
Luego yo dije: «Deben también colocarle un turbante limpio en la cabeza». Así que ellos le pusieron en la cabeza un turbante sacerdotal limpio y lo vistieron de ropas nuevas, mientras el ángel del Señor
permanecía cerca.
6
Entonces el ángel del Señor
habló solemnemente a Jesúa y le dijo:
7
«El Señor
de los Ejércitos Celestiales dice: “Si tú sigues mis caminos y me sirves con cuidado, recibirás autoridad sobre mi templo y sus atrios. Permitiré que camines entre los otros que están aquí.
8
»”Escúchenme, oh Jesúa, sumo sacerdote, y ustedes los demás sacerdotes. Ustedes son símbolos de lo que está por venir. Pronto traeré a mi siervo llamado el Retoño.
9
Miren ahora la joya que he puesto ante Jesúa, una sola piedra con siete facetas.
Grabaré una inscripción en ella —dice el Señor
de los Ejércitos Celestiales— y en un solo día quitaré los pecados de esta tierra.
10
»”En ese día —dice el Señor
de los Ejércitos Celestiales— cada uno invitará a su vecino a sentarse en paz bajo sus propias vides e higueras”».