7
¡Sal, pueblo de Sión, tú que estás desterrado en Babilonia!».
8
Después de un período de gloria, el Señor
de los Ejércitos Celestiales me envió
contra las naciones que los saquearon a ustedes. Pues él dijo: «Cualquiera que te dañe, daña a mi más preciada posesión.
9
Levantaré mi puño para aplastarlos y sus propios esclavos los saquearán». Entonces ustedes sabrán que el Señor
de los Ejércitos Celestiales me ha enviado.
10
El Señor
dice: «Grita y alégrate, oh Jerusalén hermosa,
porque yo vengo a vivir en medio de ti.
11
Muchas naciones se unirán al Señor
en ese día y ellos también serán mi pueblo. Viviré entre ustedes y sabrán que el Señor
de los Ejércitos Celestiales me ha enviado a ustedes.
12
La tierra de Judá será la preciada posesión del Señor
en la tierra santa y él elegirá una vez más a Jerusalén para ser su propia ciudad.
13
Que toda la humanidad guarde silencio ante el Señor
, porque él entra en acción desde su santa morada».