1
Prosperidad futura de Jerusalén
Cuando miré de nuevo, vi a un hombre con una cinta de medir en la mano.
2
—¿Adónde vas? —le pregunté.
—Voy a medir Jerusalén —me contestó— para ver cuánto mide de ancho y de largo.
3
Entonces el ángel que estaba conmigo fue a reunirse con un segundo ángel que se dirigía hacia él.
4
El otro ángel dijo:
—Apresúrate y dile a ese joven: “¡Jerusalén algún día estará tan llena de gente y de animales que no habrá lugar suficiente para todos! Muchos vivirán fuera de las murallas de la ciudad.
5
Entonces yo mismo seré un muro de fuego protector alrededor de Jerusalén —dice el Señor
—. ¡Y seré la gloria dentro de la ciudad!”.
6
Los desterrados son llamados a regresar
El Señor
dice: «¡Salgan! Huyan de Babilonia en la tierra del norte, porque yo los he dispersado a los cuatro vientos.
7
¡Sal, pueblo de Sión, tú que estás desterrado en Babilonia!».