11
Así terminó mi pacto con ellas. El sufrido rebaño me miraba y sabían que el Señor
hablaba por medio de mis acciones.
12
Así que les dije: «Si les parece bien, páguenme lo que consideren que merezco; pero solo si quieren». Entonces ellos valuaron mi pago en treinta piezas de plata.
13
Luego el Señor
me dijo: «Arrójalas al alfarero
», ¡esta magnífica cantidad con que me valuaron! Así que tomé las treinta monedas y las lancé al alfarero en el templo del Señor
.
14
Después tomé mi otra vara, Unión, y la partí en dos para mostrar que el lazo de unidad entre Judá e Israel estaba roto.
15
Entonces el Señor
me dijo: «Ve nuevamente e interpreta el papel de pastor irresponsable.
16
Así ilustrarás que le daré a esta nación un pastor que no cuidará de las que están muriendo, ni protegerá a las pequeñas,
ni sanará a las heridas, ni alimentará a las sanas. Al contrario, este pastor se comerá la carne de las ovejas más gordas y les arrancará las pezuñas.
17
»¡Qué aflicción le espera a este pastor despreciable
que abandona el rebaño!
La espada cortará su brazo
y perforará su ojo derecho.
Su brazo quedará inútil
y su ojo derecho completamente ciego».