2
Los ídolos caseros dan consejos sin ningún valor,
los adivinos predicen solo mentiras
y los que interpretan los sueños dicen
falsedades que no dan consuelo.
Así que mi pueblo vaga como ovejas perdidas;
y las atacan porque no tienen pastor.
3
«Mi ira se enciende contra sus pastores
y castigaré a esos líderes.
Pues el Señor
de los Ejércitos Celestiales ha llegado
para cuidar a Judá, su rebaño.
Él los hará fuertes y magníficos,
como un caballo majestuoso en la batalla.
4
De Judá saldrá la piedra principal,
la estaca de la carpa,
el arco para la batalla
y todos los gobernantes.
5
Serán como guerreros poderosos en batalla,
que pisotean a sus enemigos en el lodo debajo de sus pies.
Puesto que el Señor
está con ellos cuando luchan,
hasta derribarán a los jinetes de sus enemigos.
6
»Yo fortaleceré a Judá y salvaré a Israel;
los restauraré a causa de mi compasión.
Será como si nunca los hubiera rechazado,
porque yo soy el Señor
su Dios, que escuchará sus lamentos.
7
El pueblo de Israel
será como poderosos guerreros,
y sus corazones se alegrarán como si tomaran vino.
Sus hijos también verán esto y se alegrarán;
sus corazones se gozarán en el Señor
.
8
Cuando los llame con un silbido vendrán corriendo,
porque los he redimido.
De los pocos que queden,
volverán a ser tan numerosos como eran antes.
9
Aunque los dispersé como semillas entre las naciones,
aun así en tierras lejanas se acordarán de mí.
Ellos y sus hijos sobrevivirán
y volverán otra vez a Israel.
10
Los traeré de regreso desde Egipto
y los recogeré de Asiria.
Yo los estableceré otra vez en Galaad y en el Líbano
hasta que no haya espacio para todos.
11
Cruzarán a salvo el mar de la angustia,
porque las olas serán contenidas
y las aguas del Nilo se secarán.
La soberbia de Asiria será aplastada
y el dominio de Egipto terminará.
12
Mediante mi poder
haré fuerte a mi pueblo
y por mi autoridad irán a donde quieran.
¡Yo, el Señor
, he hablado!».