2
No deben calumniar a nadie y tienen que evitar pleitos. En cambio, deben ser amables y mostrar verdadera humildad en el trato con todos.
3
En otro tiempo nosotros también éramos necios y desobedientes. Fuimos engañados y nos convertimos en esclavos de toda clase de pasiones y placeres. Nuestra vida estaba llena de maldad y envidia, y nos odiábamos unos a otros.
4
Pero: «Cuando Dios nuestro Salvador dio a conocer su bondad y amor,
5
él nos salvó, no por las acciones justas que nosotros habíamos hecho, sino por su misericordia. Nos lavó, quitando nuestros pecados, y nos dio un nuevo nacimiento y vida nueva por medio del Espíritu Santo.
6
Él derramó su Espíritu sobre nosotros en abundancia por medio de Jesucristo nuestro Salvador.
7
Por su gracia él nos declaró justos y nos dio la seguridad de que vamos a heredar la vida eterna».
8
Esta declaración es digna de confianza, y quiero que insistas en estas enseñanzas, para que todos los que confían en Dios se dediquen a hacer el bien. Estas enseñanzas son buenas y de beneficio para todos.
9
No te metas en discusiones necias sobre listas de linajes espirituales
o en riñas y peleas acerca de la obediencia a las leyes judías. Todo esto es inútil y una pérdida de tiempo.
10
Si entre ustedes hay individuos que causan divisiones, dales una primera y una segunda advertencia. Después de eso, no tengas nada más que ver con ellos.
11
Pues personas como esas se han apartado de la verdad y sus propios pecados las condenan.
12
Comentarios y saludos finales de Pablo
Tengo pensado enviarte a Artemas o a Tíquico. Tan pronto como uno de ellos llegue, haz todo lo posible para encontrarte conmigo en Nicópolis, porque he decidido pasar allí el invierno.