16
¿Quién me protegerá de los perversos?
¿Quién me defenderá de los malvados?
17
Si el Señor
no me hubiera ayudado,
pronto me habría quedado en el silencio de la tumba.
18
Clamé: «¡Me resbalo!»,
pero tu amor inagotable, oh Señor
, me sostuvo.
19
Cuando mi mente se llenó de dudas,
tu consuelo renovó mi esperanza y mi alegría.
20
¿Acaso pueden los líderes injustos afirmar que Dios está de su lado,
los líderes cuyos decretos permiten la injusticia?
21
Se unen contra los justos
y condenan a muerte a los inocentes.
22
Pero el Señor
es mi fortaleza;
mi Dios es la roca poderosa donde me escondo.
23
Dios hará que los pecados de los malvados se tornen contra ellos;
los destruirá por sus pecados.
El Señor
nuestro Dios los destruirá.