4
Porque tú has mantenido mi derecho y mi causa; te sientas en el trono juzgando con justicia.
5
Has reprendido a las naciones, has destruido al impío, has borrado su nombre para siempre jamás.
6
El enemigo ha llegado a su fin en desolación eterna, y tú has destruido sus ciudades; su recuerdo ha perecido con ellas.
7
Pero el SEÑOR permanece para siempre; ha establecido su trono para juicio,
8
y juzgará al mundo con justicia; con equidad ejecutará juicio sobre los pueblos.
9
Será también el SEÑOR baluarte para el oprimido, baluarte en tiempos de angustia.
10
En ti pondrán su confianza los que conocen tu nombre, porque tú, oh SEÑOR, no abandonas a los que te buscan.
11
Cantad alabanzas al SEÑOR, que mora en Sion; proclamad entre los pueblos sus proezas.
12
Porque el que pide cuentas de la sangre derramada, se acuerda de ellos; no olvida el clamor de los afligidos.
13
Oh SEÑOR, ten piedad de mí; mira mi aflicción por causa de los que me aborrecen, tú que me levantas de las puertas de la muerte;
14
para que yo cuente todas tus alabanzas, para que en las puertas de la hija de Sion me regocije en tu salvación.